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sábado, 24 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
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CLASIFICACION DE LOS MOTIVOS EN EL ARTE RUPESTRE
CLASIFICACION DE LOS MOTIVOS EN EL ARTE
RUPESTRE
Para la clasificación de los motivos en el
arte rupestre, especialmente en el departamento de Cochabamba, consideramos muy
adecuada aquello que hace el reconocido
Rupestrólogo argentino, Carlos Gradin. Resumimos a continuación su trabajo sobre el tema.
Basándose en el aspecto morfológico el autor
clasifica los motivos de arte rupestre en dos principales grupos:
representativos y abstractos. Para ello toma encuentra la mayor o menor
vinculación entre la “realidad” y la “obra”, y entre la “idea” y la “obra”,
respectivamente. Sin embargo en algunos casos resulta difícil establecer un
límite preciso entre ambas categorías.
Los motivos representativos, por su
tratamiento, se dividen en naturalistas, estilizados y esquemáticos, y de
acuerdo con su figuración se sub dividen en biomorfos, objetos y escenas.
Por su parte, los motivos abstractos, en base a
su técnica, se dividen en puntiformes, lineales y de cuerpo lleno. Así mismo,
teniendo encuentra su geometrismo, se subdividen en rectilíneos, curvilíneos y
combinados; según el grado de complejidad, en simples, compuesto y complicados;
según el carácter de ejecución en regulares e irregulares ; y finalmente de
acuerdo con la distribución de los elementos en aislados, alineados, agrupados,
formatizados y ornamentales.
Con relación a los motivos “formatizados”,
gradin aclara que se trata de aquellos motivos que poseen una determinada
forma, existente en la naturaleza o como producto de la actividad humana. Otros
autores denominan a esta categoría como “arte figurativo”. En algunos casos no
se pueden” inferir un equivalencia o identidad entre la figura y el
modelo”. Ello ocurre, por ejemplo,
cuando tiene forma de “media luna”, de “herradura”, o de “clepsidra”. En estos
casos, el autor sostiene que son considerados como abstractos, a no ser que “su
identidad con el modelo haya sido aceptada”. Señala el caso de las “pisadas o
rastros de animales” que pueden ser considerados como representativos o
abstractos dependiendo de la equivalencia que tenga entre el grafismo y el
modelo. Por ejemplo la pisada de ave: tripartito; o, huella de felino roseta.
Para la
categoría de los motivos ornamentales,
Carlos Gradin sostiene que pueden incluirse tanto entre los motivos abstractos
como entre los representativos, “siempre y cuando configuren una composición
que permita englobarlos en una unidad artística compleja”.
En cuanto al término “geométrico”, el autor
manifiesta que puede representarse tanto
en el arte abstracto como en el representativo, sobre todo en una categoría
esquemática. Los motivos geométricos se concretan a las figuras que tienen
una cierta regularidad, “generalmente
siguiendo un principio de simetría”.
De acuerdo con el carácter funcional de los
motivo, es decir, la correlación existente entre la obra de arte rupestre y la
cultura de los artífices, Carlos Gradin subdivide el arte parietal en:
Esteriotipados: formas
simples, especializadas y repetitivas, aunque con pocas variantes.
Decorativos: con estructura
geométrica, rectilínea y /o curvilínea.
Culticos: ya sean motivos
representativos o abstractos, ubicados en lugares destacados dentro del panel.
Puede ser la parte central superior o bien en cavidades, u otras.
Indicadores Culturales
(“motivos guías”): motivos que indican
una correlación cronológica- cultural. La datación relativa es posible gracias
a los elementos figurativos. El jinete a
caballo, por ejemplo, tiene una vinculación con el periodo colonial.
Luego, Carlos Gradin, hace un análisis
documental de los sitios con arte rupestre, consistente en la determinación de
los “grupos estilísticos”, en los cuales los conjuntos están vinculados entre
sí por asociaciones tematicas o. Algunos motivos por su carácter
repetitivo cumplen la función de común
denominador entre los diferentes conjuntos. Los grupos estilísticos pueden
ocupar un espacio amplio, o bien, sectores independientes de los paneles de
varios sitios. Las características técnicas (color o tipo de grabado) no
interfieren con el aspecto técnico, el cual mantiene una “unidad de
motivación”.
Por otra parte, los grupos estilísticos no son
el producto de una sola secuencia de ejecución, sino pueden ser el resultado de
varias y sucesivas prácticas artísticas que
tienen motivaciones similares.
Cuando resulta posible establecer
correlaciones entre grupos estilísticos de diferente sitio se tiene, según el
autor, una “modalidad estilística”, es decir, “una expresión artística
caracterizada por la asociación morfológica
y temática de sus motivos, cuya dispersión
y profundidad temporal permite en ciertos casos vincularlas a los restos
arqueológico que se detectan dentro de los limites de las mismas coordenadas de
espacio y tiempo”. La modalidad
estilística, de esta manera, contiene una serie de rasgos que le son propios y característicos,
le confieren originalidad, permitiendo, por una parte, su identificación, y por
otra, establecer vínculos culturales entre sitios con arte rupestre alejados
entre sí.
Finalmente, Carlos Gradin hace incapie en la
“modalidad estilística” no debe confundirse con el término “estilo” propiamente
dicho, pues este ultimo esta “indisolublemente ligado a la condición cultural
del autor”, o de los autores de una obra y por lo tanto de su motivación”
(Gradin 1984:38-42).
Entonces, sintetizando lo anterior tenemos:
Þ
Grupo estilístico: morfología más
temática en un solo sitio.
Þ
Modalidad estilística: morfología más
temática en varios sitios.
Þ
Estilo: morfología, temática,
afiliación cultural y misma motivación en varios sitios.
Por su parte Hans Niemeyer Fernandes y Grete Mostny Glaser en su obra
arte rupestre chileno utilizan los
términos configuración del estilo con el siguiente texto explicativo: “este
atributo del estilo es de mayor importancia en la búsqueda de analogías que
permitan dar unidad a las representaciones
rupestres y abstraerlas en un estilo. Mientras la tecnología es el vehículo
de expresión de arte y la temática lo que esta expresa, la configuración del
estilo o patrón estilístico es la manera como la técnica y los motivos se
combinan, como se componen y asocian entre sí, cual es la tendencia con que se
distribuyen en el panel, para expresar su contenido” (mostny y Niemeyer
1983:16).
miércoles, 21 de marzo de 2012
Que es el arte rupestre
Una pintura rupestre es todo dibujo o boceto prehistórico existente en algunas rocas y cavernas. El término «rupestre» deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca). De modo que, en un sentido estricto, rupestre haría referencia a cualquier actividad humana sobre las paredes de cavernas, covachas, abrigos rocosos e, incluso farallones o barrancos,entre otros. Desde este aspecto, es prácticamente imposible aislar las manifestaciones pictóricas de otras representaciones del arte prehistórico como los grabados, las esculturas y los petroglifos, grabados sobre piedra mediante percusión o erosión. Al estar protegidas de la erosión por la naturaleza del soporte, las pinturas rupestres han resistido el pasar de los siglos.
Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia, ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40.000 años de antigüedad, es decir, durante la última glaciación. Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión espiritual primitiva, ésta se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico. Del primero de los periodos citados son las extraordinarias pinturas de la Cueva de Altamira, situadas en Santillana del Mar, Cantabria (España).
Estas pinturas — y las otras manifestaciones asociadas — revelan que el ser humano, desde tiempos prehistóricos, organizó un sistema de representación artística, se cree, en general, que está relacionado con prácticas de carácter mágico-religiosas para propiciar la caza. Dado el alcance cronológico y geográfico de este fenómeno, es difícil, por no decir, imposible, proponer generalizaciones. Por ejemplo, en ciertos casos las obras rupestres se dan en zonas recónditas de la cueva o en lugares difícilmente accesibles; hay otros, en cambio, en los que éstas están a la vista y en zonas expeditas y despejadas. Cuando la decoración está apartada de los sitios ocupados por el asentamiento se plantea el concepto de santuario cuyo carácter latente subraya su significado religioso o fuera de lo cotidiano. En los casos en los que la pintura aparece en contextos domésticos es necesario replantear esta noción y considerar la completa integración del arte, la religión y la vida cotidiana del ser humano primitivo.
Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia, ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40.000 años de antigüedad, es decir, durante la última glaciación. Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión espiritual primitiva, ésta se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico. Del primero de los periodos citados son las extraordinarias pinturas de la Cueva de Altamira, situadas en Santillana del Mar, Cantabria (España).
Estas pinturas — y las otras manifestaciones asociadas — revelan que el ser humano, desde tiempos prehistóricos, organizó un sistema de representación artística, se cree, en general, que está relacionado con prácticas de carácter mágico-religiosas para propiciar la caza. Dado el alcance cronológico y geográfico de este fenómeno, es difícil, por no decir, imposible, proponer generalizaciones. Por ejemplo, en ciertos casos las obras rupestres se dan en zonas recónditas de la cueva o en lugares difícilmente accesibles; hay otros, en cambio, en los que éstas están a la vista y en zonas expeditas y despejadas. Cuando la decoración está apartada de los sitios ocupados por el asentamiento se plantea el concepto de santuario cuyo carácter latente subraya su significado religioso o fuera de lo cotidiano. En los casos en los que la pintura aparece en contextos domésticos es necesario replantear esta noción y considerar la completa integración del arte, la religión y la vida cotidiana del ser humano primitivo.
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